Ya se sabía que el lenguaje evoluciona, pero los profesores Alexander Petersen, Joel Tenenbaum, Shlomo Havlin y Eugene Stanley han aprovechado la digitalización de libros de Google —el 4% de los existentes en el mundo— para estudiar el nacimiento, uso y muerte de las palabras.
El estudio, publicado por la revista Science, analiza textos en inglés, hebreo y español publicados entre 1800 y 2008, tanto en cantidad como en su permanencia en el tiempo, gracias al contador de palabras de Google.
La conclusión es que cada vez mueren más palabras y nacen menos, por lo que el léxico se está empobreciendo.
La desaparición se debe fundamentalmente a los correctores de textos, ahora los informáticos, pero ya antes los de las industria editorial, que homogeneizan el lenguaje, evitando variaciones tipográficas. De haber existido el corrector, seguramente no habría españoles llamándose Sanz, Sáinz, Sáiz, Sáenz, Sáez…La copistería amanuense daba lugar a un léxico más amplio; pero los científicos también lo achacan a una actual mayor economía de las palabras, en cantidad y longitud.
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