El testamento del rey guillotinado.
Gérard Lhéritier, presidente de Aristophil y buscador de manuscritos, pagó hace unos días un millón de euros por un texto perdido de Luis XVI.
Uno de sus colaboradores dio el notición a Gérard Lhéritier hace unos meses: "En Estados Unidos hay una familia que guarda, desde hace más de 100 años, el manuscrito del testamento político de Luis XVI, el último rey de Francia, el que escribió antes de huir de París".
Así Lhéritier cogió un avión y visitó a la familia. Bajó a la cámara acorazada del banco donde reposaba el documento y lo contempló despacio: en un cofre del tamaño de un libro dormían las 16 páginas tamaño cuartilla, ya amarillentas, que Luis XVI horas antes de disfrazarse de criado y salir de París a Bélgica de tapadillo, redactó apresuradamente, a juzgar por los tachones.
El contenido del documento ya se conocía, pero el original se perdió en 1791, hasta que Lhéritier lo observó en la cámara acorazada. Comprobó que el documento era auténtico con la ayuda de un experto en papel de época, otro experto en tinta antigua y un tercer especialista en la letra y en la caligrafía particular del rey.
Ahora, este manuscrito, encerrado en el mismo cofre con forma de libro que lo ha guardado en los últimos 100 años, se encuentra desde hace dos semanas en la oficina parisiense de Aristophil, en plenos Campos Elíseos. "Yo lo compré, pero no con mi dinero, sino con el dinero de un centenar de clientes de la sociedad. Yo he sido como un intermediario. Ahora ellos son copropietarios del manuscrito, cada uno con su parte correspondiente. Con una condición: el manuscrito se expondrá en nuestro museo".
El Museo de Cartas y Manuscritos, creado por Lhéritier, único en el mundo, situado en el 8 de la rue de Nesle, en el barrio de Saint Germain-des-Prés, se alimenta de eso: de su pasión de sabueso de papeles manuscritos y del dinero de sus 7.000 socios, que compran lo que él y sus colaboradores encuentran en el mundo-
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Gérard Lhéritier, presidente de Aristophil y buscador de manuscritos, pagó hace unos días un millón de euros por un texto perdido de Luis XVI.
Uno de sus colaboradores dio el notición a Gérard Lhéritier hace unos meses: "En Estados Unidos hay una familia que guarda, desde hace más de 100 años, el manuscrito del testamento político de Luis XVI, el último rey de Francia, el que escribió antes de huir de París".
Así Lhéritier cogió un avión y visitó a la familia. Bajó a la cámara acorazada del banco donde reposaba el documento y lo contempló despacio: en un cofre del tamaño de un libro dormían las 16 páginas tamaño cuartilla, ya amarillentas, que Luis XVI horas antes de disfrazarse de criado y salir de París a Bélgica de tapadillo, redactó apresuradamente, a juzgar por los tachones.
El contenido del documento ya se conocía, pero el original se perdió en 1791, hasta que Lhéritier lo observó en la cámara acorazada. Comprobó que el documento era auténtico con la ayuda de un experto en papel de época, otro experto en tinta antigua y un tercer especialista en la letra y en la caligrafía particular del rey.
Ahora, este manuscrito, encerrado en el mismo cofre con forma de libro que lo ha guardado en los últimos 100 años, se encuentra desde hace dos semanas en la oficina parisiense de Aristophil, en plenos Campos Elíseos. "Yo lo compré, pero no con mi dinero, sino con el dinero de un centenar de clientes de la sociedad. Yo he sido como un intermediario. Ahora ellos son copropietarios del manuscrito, cada uno con su parte correspondiente. Con una condición: el manuscrito se expondrá en nuestro museo".
El Museo de Cartas y Manuscritos, creado por Lhéritier, único en el mundo, situado en el 8 de la rue de Nesle, en el barrio de Saint Germain-des-Prés, se alimenta de eso: de su pasión de sabueso de papeles manuscritos y del dinero de sus 7.000 socios, que compran lo que él y sus colaboradores encuentran en el mundo-
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