Nicolás Sarkozy ha remitido oficialmente al Estado "sus papeles", al igual que han hecho sus consejeros: 890 metros lineales, 2.700 cajas, 4 teras de documentos electrónicos.
Aunque hayan embarcado con él los documentos más sensibles o su correspondencia privada, "la inmensa mayoría está aquí" afirma Évelyne Van den Neste, actualmente encargada en el Elíseo de gestionar y valorar estos documentos antes de que sean transferidos a los Archivos Nacionales, en Pierrefitte-sur-Seine.
Con frecuencia, las cajas tardan años en ser transferidas: los políticos y sus consejeros opinan que estos originales podrían protegerles en caso de litigio.
Cada papel es analizado y se eliminan los duplicados, así que pasarán varios años entre el traspaso de poderes y el inventario final de los archivos de Sarkozy.
Se ha finalizado el trabajo con los archivos de Valéry Giscard d'Estaing y los documentos de François Mitterrand se están clasificando.
La ley castiga con tres años de prisión y 45.000 euros de multa a aquellos que deliberadamente destruyan o desvíen los documentos públicos. Un archivero está presente en cada ministerio para garantizar, entre otras cosas, la transferencia de expedientes.
Una Ley de 2008 rige el acceso público a los archivos. En principio, aquello que revele la vida privada, esté clasificado como "secreto" o afecte a la seguridad nacional, no estará disponible durante 50 años. Las deliberaciones del gobierno permanecen secretas durante 25 años y lo que afecta a la vida sexual está clasificado durante 100 años.
Historiadores o estudiantes pueden reclamar acceso a los documentos y será entonces cuando el presidente o su representante respondan favorablemente o en contra. Nicolás Sarkozy ya ha dicho que se hará cargo de sí mismo de esta tarea.