Los empleados de la Scottish Poetry Library se la encontraron cuando transcurría otra mañana más de trabajo.
Era la escultura de un árbol, hecha con las páginas viejas de un libro, con un tronco de láminas de papel que se ramifica e incluso tiene hojas verdes. Había una nota que se puede traducir como "De las hojas vivimos"...
Esa fue la primera acción del misterioso escultor del papel. Desde marzo hasta ahora, ha repartido siete de estos regalos por diferentes centros culturales de Edimburgo.
En la Biblioteca Nacional de Escocia dejó un gramófono combinado con un ataud (aludiendo al deterioro y posible pérdida de las bibliotecas).
La última de las intervenciones ha sido hace unos días en la Biblioteca Central de la capital escocesa: una lupa fabricada en papel con un acertijo y unida, por supuesto, a un libro.
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