Wikileaks surgió para hacer el mundo más transparente y un poco mejor, según sus propios objetivos. Pero nueve meses después de la espectacular publicación de más de 250.000 documentos con información de embajadas de Estados Unidos en todo el mundo, la transparencia ha supuesto que más de 100 informantes teman ahora por su vida. Y es que la web ha publicado los 251.287 cables diplomáticos de Estados Unidos que tenía en su poder, en los que queda al descubierto la identidad de las fuentes, pese a las peticiones del Gobierno de Barack Obama de que no revelara más información.
The Guardian junto con El País, The New York Times, Le Monde y Der Spiegel han condenado la última filtración de Wikileaks, al entender que en las últimas semanas la web ha publicado numerosos cables en los que no ha borrado el nombre de los informantes, tal y como sí hicieron los diarios en anteriores ocasiones.: "La decisión de publicarla corresponde única y exclusivamente a Assange y es él quien debe responsabilizarse", señalaron.
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