En 1985, 73 años después de su hundimiento, Robert Ballard y Jean-Michel Louis encontraron los restos del Titanic. Los científicos decidieron dejarlos bajo el mar, pues allí reposaban también algunas de las cerca de 1.500 personas que murieron en el naufragio. Sin embargo, algunas empresas vieron muy pronto la posibilidad de hacer negocio y desde 1987 comenzaron a realizar expediciones para retirar objetos.
La primera que lo hizo fue RMST Titanic (RMST), que en 1994 logró que la justicia de EEUU la reconociera como la única que legalmente podría recuperar objetos del barco. Otras expediciones clandestinas están bajando a la zona para robar piezas, como han podido comprobar los científicos en los últimos años. Por no hablar de las inmersiones turísticas para visitar el pecio. El impacto de estos vehículos ya es visible en el fondo marino, según denuncia Robert Ballard en el documental 'Salvar al Titanic'.
«Es como un museo con las puertas abiertas y sin vigilante», denuncia.
(Con el reciente caso del Odyssey, España sería un país favorable a lograr nuevas leyes para la protección del patrimonio subacuático)
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