Gran parte de los archivos históricos de las dependencias federales de México se encuentran en precarias condiciones de conservación. Los miles de documentos que contienen la memoria del país permanecen guardados en bodegas, sin un orden específico y, muchas veces, sin que ese acervo se haya actualizado desde hace décadas.
Muchos, dados los costos, operan con las condiciones mínimas.
"La mayoría cuenta con un presupuesto limitado que sólo les permite comprar lo esencial como cajas AG12, guardas y estantería; otros, los menos, tienen un acervo separado del área de consulta donde, con suerte, controlan la luz y el polvo, pero no la temperatura y la humedad”, dice la historiadora del INAH y paleógrafa Berenise Bravo Rubio.
Aurora Gómez Galvarriato, directora del Archivo General de la Nación (AGN), advierte que la falta de organización se debe a que muchas veces los archivos son considerados simples bodegas de papel: “Por lo general, los archivos dependen de las direcciones de Recursos Materiales y Servicios dentro de las Oficialías Mayores de las secretarías, que tienen a su cargo bodegas de muebles, de productos de almacenes, construcciones y mantenimiento, de modo que los archivos quedan en una prioridad muy baja; son percibidos como cajas y cajas en bodegas”.
“Invertir en la preservación de la memoria histórica del país implica mucho dinero y a las autoridades no les importa. Por ejemplo, en la actual administración todas las entidades públicas ya tendrían que haber llevado a cabo una depuración para saber qué documentación histórica se le va a mandar al AGN, pero dudo que lo estén haciendo”.
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