Mientras las máquinas de fax, condenadas al ostracismo tras la
llegada del correo electrónico, juntan polvo en la mayor parte del
mundo, en Japón, país tecnológico por naturaleza, parecen disfrutar de
una segunda juventud.
Primero, la costumbre de escribir a mano
está fuertemente arraigada en el país. Un ejemplo es que la mayor parte
de las personas escriben su currículum vítae a mano porque se dice que
las compañías japonesas juzgan la personalidad de un candidato por su
caligrafía.
Segundo, Japón está obsesionado con las tapas duras. A
la gente le gusta tener documentos reales en la mano y no recibir solo
papel blando.
"Un correo electrónico puede perderse pero si mandas un documento por
fax lo tienes físicamente".
Para cualquier documento oficial, incluidos contratos inmobiliarios, en Japón es necesario un sello en vez de una firma.
La mayoría de la población dispone de un sello personalizado llamado jitsiun, con registro oficial de pertenencia.
A
menos que se necesite entregar los documentos en persona, los
documentos sellados se pueden mandar por fax, lo que resulta muy útil.
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