Paolo Gabriele, el presunto «topo» vaticano, vive las últimas horas bajo arresto domiciliario a la espera o bien de su procesamiento, o bien de su absolución. Según el diario italiano Corriere de la Sera, su casa estaba repleta de documentos secretos.
Gabriele había acumulado en su domicilio una cantidad ingente de cartas y documentos que habría escondido incluso en el interior de la Playstation de uno de sus hijos.
El mayordomo afirma que él filtró y divulgó en solitario los documentos privados que circulaban por las dependencias papales. En cuanto a sus motivaciones, asegura que obró así porque quería ayudar al Papa en su «operación de limpieza de la Iglesia».
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