El Códice Calixtino o Codex Calixtinus tiene un valor "inmenso" desde el punto de vista económico, que no podría cifrarse si saliera a subasta, según expertos en este libro del siglo XII, sustraido de la Catedral de Santiago.
El cambio en las condiciones de luz y humedad y una manipulación inadecuada del códice por los ladrones es precocupante, pues puede alterar los colores de las ricas ilustraciones y causar el desprendimiento de sus páginas.
Se cree que el destinatario de la obra es un particular, porque "este tipo de códice no se puede poner en circulación, y ningún librero bien intencionado lo cogería". Una obra tan conocida no puede ser subastada ni vendida públicamente, por lo que también corre el riesgo de ser desmembrada, aunque "lo más normal en estos casos es que se trate de una persona desequilibrada que quiera tenerlo en casa".
El Códice Calixtino se guardaba en una cámara, a la que se "accede continuamente", con otros volúmenes que consultan habitualmente dos investigadores. Solo estas dos personas y el deán pueden entrar con libertad en la sala y consultar el códice. El Códice no está asegurado y, aunque hay un seguro general para la Catedral, no saben si cubriría el hurto de un ejemplar tan valioso.
Pese a que el acceso a la cámara estaba bastante restringido, el control sobre las llaves era "bastante laxo", por lo que cabe la posibilidad de que algún intruso se apoderase de ellas y abriese el cofre blindado sin dificultad.
1 comentario:
Ya ha pasado mucho tiempo y no sabemos nada ni del libro ni de la investigación.
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