Un minucioso trabajo de restauración para eliminar manchas y reparar puntos débiles en una copia de la Magna Carta de hace 714 años, ha revelado que el texto completo de la declaración inglesa de derechos humanos permanece intacto, aunque algunas palabras resultan ilegibles para el ojo humano.
Una donación de 13,5 millones de dólares del filántropo David Rubenstein —dueño del documento manuscrito— sirvió para financiar la restauración y los preparativos de una exhibición.
El documento lleva el sello del rey Eduardo I y la fecha 1297. El texto inició la tradición para un estado de derecho respetado incluso por el monarca. Es la única versión original que se encuentra en el Nuevo Mundo, en tanto hay 15 en instituciones británicas y una en el Parlamento australiano.
La fotografía ultravioleta reveló los pasajes hasta ahora ilegibles y dio un panorama más completo del estado del documento. La luz angular también reveló la imagen del rey en su trono como parte del sello. La tinta desteñida no fue reemplazada debido a la concepción que rige en el archivo.
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