Fuentes no oficiales consultadas por el periódico El Correo Gallego afirman que el quiz del robo del siglo podría estar en la supuesta visita que realizaron al templo, pocos días antes de que la noticia del hurto saliese a la luz, dos falsos inspectores de Hacienda que solicitaron a un empleado de la Catedral ver el valioso libro del siglo XII con el fin de hacer diversas comprobaciones relacionadas con su parcela fiscalizadora.
Todo indica, asimismo, que dicho empleado pudo picar el anzuelo y, bien porque no hizo las pertinentes comprobaciones o bien porque los inspectores de pega portaban documentos falsificados que en teoría no levantaban sospecha alguna, condujo a dichas personas hasta el mismo manuscrito o bien hasta una zona muy cercana en la que no tuvieron problema alguno para ver dónde se encontraba exactamente el codiciado libro y analizar las medidas de seguridad que custodian la cámara de seguridad del Archivo.
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