Ni su propietario, ni sus subastadores, y puede que ni su satisfecho comprador sospecharan que la Leica del año 1923 subastada el sábado en Viena rozaría los 2.2 millones de euros.
Es casi el doble de lo que se había pagado antes por una cámara de este tipo y demuestra el interés creciente en las salas de subasta tanto por la fotografía, pioneras o no, como por las cámaras alemanas que han permitido fijar la historia del siglo XX.
La foto más cara de la historia es una imagen del Rihn tomada por Andreas Gursky en 1999, por la que se pagaron 3.2 millones de euros en 2011. Superó a un autorretrato de Cindy Sherman por el que se pagaron 2.8 millones de euros el mismo año.
La Leica fue la primera cámara compacta
con película de 35 milímetros y su contribución ha sido decisiva para la
historia de la fotografía y el fotoperiodismo.
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