Kodak albergó durante treinta años un reactor nuclear del tamaño de un refrigerador en su sede central de Rochester, en el estado de Nueva York, que utilizó para experimentar con técnicas de revelado y sustancias químicas.
«Era una entidad conocida, pero no bien publicitada», subrayó Albert Filo, un antiguo científico de Kodak que trabajó durante veinte años con el aparato en la investigación de neutrones, partículas subatómicas que pueden extraer una imagen de un material sin dañarlo.
El reactor se hallaba en una cámara subterránea, bajo uno de los edificios de Kodak, y tenía más de un kilo de uranio altamente enriquecido.
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