Durante siglos, la escritura cursiva ha sido un arte. Para un creciente número de jóvenes, es un misterio.
A Jimmy Bryant, director de los Archivos y Colecciones Especiales de la Universidad Central de Arkansas, se le ocurrió pedir a los estudiantes que alzaran la mano si escribían en cursiva para comunicarse. Ninguno lo hizo.
Alex Heck, de 22 años, apenas recuerda cómo escribirla y leerla. Heck y una prima hojearon el diario de su abuela poco después de su muerte, pero apenas pudieron leer la letra cursiva. “Fue algo críptico”, comentó Heck. La prima y ella trataron de descifrarla como si fuera un código, leyendo partes una y otra vez.
Dado que las escuelas están concentradas en preparar a los alumnos para los exámenes estandarizados, es frecuente que no haya tiempo suficiente para enseñar escritura.
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