La investigación se abrió a raíz de una denuncia interpuesta por el Ayuntamiento de Bergara por el hurto de documentos de gran valor histórico pertenecientes al Fondo Real del Seminario de Bergara. La archivera, al realizar uno de los recuentos periódicos de la documentación del Fondo, constató la falta de una serie de documentos y lo notificó a la alcaldía.
La Ertzaintza centró sus pesquisas en un estudioso de temas filatélicos que acudía con cierta asiduidad a realizar consultas. A través de un dispositivo de vigilancia se pudo constatar que, efectivamente, el autor del hurto de los documentos era el sospechoso.
El arrestado reconoció que había sustraído documentos, no sólo en el Archivo de Bergara sino también en el Archivo de Loyola y en el Archivo privado de la Casa Zabala de Donostia. Tras la detención, entregó más de doscientos documentos que tenía en su poder.
El juzgado número tres de Bergara se ha hecho cargo de caso y es depositario en la actualidad de los documentos que deberán ser peritados para su devolución a los distintos propietarios. La investigación deberá determinar cuál era el objeto de la apropiación, si la venta, subasta o simple afán de coleccionistas.
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