Si el Códice Calixtino fue robado desde dentro por el ya famoso electricista, el Codex Granatensis, resguardado en la biblioteca universitaria del Hospital Real, también resultó en 1986 vulnerado por trabajadores internos: dos bibliotecarios y un alumno, que cortaron una página del mismo y la vendieron a un anticuario holandés. El robo fue muy sonado, aunque no tanto como el actual, y el final fue el mismo: recuperaron la hoja, aunque en este caso pagando por ella cinco millones de las antiguas pesetas.
Después de esto, el documento más valioso de la Universidad de Granada y escrito por Tomás de Cantimpré fue asegurado -el Códice Calixtino no lo estaba-.
No obstante, María José Ariza, directora de la Biblioteca, afirma: «Por mucho que se asegure es insustituible». Por ello, las medidas de seguridad son extremas: «El Codex duerme en una caja fuerte acorazada, con cámaras de seguridad y alarmas diversas. Además, se abre con distintas llaves y combinaciones, a las que solo tienen acceso cuatro trabajadores del recinto. Yo misma invierto una media hora cada vez que quiero abrir la caja». Tales son las medidas de seguridad que la directora se atreve a afirmar que «es imposible que desde fuera se robe».
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