Hay 100 kilómetros de estanterías. Otros tantos de pasillos, bóvedas, escalinatas y salas. Incunables, manuscritos, joyas de la música y la literatura se reparten los honores bajo el mimo de todo el personal que atiende estos tesoros ocultos.
El Cuartel del Conde Duque albergó a los mejores soldados de la Real Guardia de Corps con sus 400 caballos. Casi perece en un incendio (1869), estuvo a punto de ser derribado (1975), pero hoy luce con esplendor y es el foro por excelencia de la memoria de Madrid.
Ahí están el Archivo de la Villa, con su Fuero de 1202. Este lugar es punto y aparte. Dicen que el Archivo fue la nodriza de todos los demás: la Biblioteca Histórica, la Hemeroteca Municipal, la Biblioteca Musical y el Museo Municipal de Arte Contemporáneo. Hoy, todos están aquí juntos.
En el Conde Duque es fácil disfrutar de antiquísimas partituras musicales, de noticieros y publicaciones de todo el mundo desde el siglo XVIII y, también, de los «Autos Sacramentales» de Calderón de la Barca escritos de su puño y letra.
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