La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, desistió por lo pronto de autorizar la apertura de archivos secretos, lo que causó una polémica entre miembros de su gobierno.
La flamante ministra de Relaciones Institucionales, Ideli Salvati anunció que Rousseff decidió que los documentos ultrasecretos no serán abiertos.
La mandataria había respaldado un proyecto de ley que proponía liberar papeles secretos después de 50 años, pero aceptó revisar su posición, tras los cuestionamientos del ex mandatario José Sarney.
"Los documentos son parte de nuestra historia diplomática, no podemos abrir esos documentos, si no vamos a abrir heridas", declaro Sarney.
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