“Este correo se autodestruirá en...”
Lograr poner la bandeja de entrada de correo a cero puede ser un auténtico desafío para muchos. Este es uno de los temas que se está tratando en el certamen InboxLove, que se ha celebrado en Mountain View (California) y que trata sobre el presente y futuro del e-mail. A grandes males, grandes remedios, y una de las propuestas que se han puesto sobre la mesa han sido un sistema de correos electrónicos que se autodestruyan pasado un lapso de tiempo.
La propuesta llega de la mano de Joshua Baer, fundador del servicio OtherInbox, y el planteamiento es bien sencillo: algunos correos electrónicos serán por defecto perecederos, y contarán con la secuencia en su cabecera “X-Expires”, donde la equis indica la fecha u hora concreta en la que el correo se autodestruirá o quedará obsoleto. El propio Baer reconoce que esta idea lleva ya varios años sobre el tapete, pero nunca se ha abordado de una forma seria y, sobre todo, no se ha estandarizado su uso.
La propuesta está sobre la mesa, y ahora falta que los grandes (ya sean las grandes corporaciones o los propios proveedores de servicio de e-mail) recojan el guante aplicando este planteamiento.
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Lograr poner la bandeja de entrada de correo a cero puede ser un auténtico desafío para muchos. Este es uno de los temas que se está tratando en el certamen InboxLove, que se ha celebrado en Mountain View (California) y que trata sobre el presente y futuro del e-mail. A grandes males, grandes remedios, y una de las propuestas que se han puesto sobre la mesa han sido un sistema de correos electrónicos que se autodestruyan pasado un lapso de tiempo.
La propuesta llega de la mano de Joshua Baer, fundador del servicio OtherInbox, y el planteamiento es bien sencillo: algunos correos electrónicos serán por defecto perecederos, y contarán con la secuencia en su cabecera “X-Expires”, donde la equis indica la fecha u hora concreta en la que el correo se autodestruirá o quedará obsoleto. El propio Baer reconoce que esta idea lleva ya varios años sobre el tapete, pero nunca se ha abordado de una forma seria y, sobre todo, no se ha estandarizado su uso.
La propuesta está sobre la mesa, y ahora falta que los grandes (ya sean las grandes corporaciones o los propios proveedores de servicio de e-mail) recojan el guante aplicando este planteamiento.
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