Aunque la vean, esta joven no existe.
Hace seis años descubrió que no existía, cuando quiso obtener su Documento Nacional de Identidad como ciudadana española. La razón fue no estar inscrita en el Registro Civil. «Desde entonces no puedo hacer nada porque simplemente no existo», asegura la joven nacida en Panamá en 1991.
Fue en el país centroamericano donde se desató el desatino burocrático. Leys García Fernández fue inscrita en el Registro Civil de la Embajada española pero las páginas 185 y 186, donde están los datos de Leys, fueron tachadas. El funcionario español custodio de la documentación, el encargado de los Asuntos Consulares en la legación española, apuntó el 30 de septiembre de 1993 una justificación: «Se procede a cancelar esta inscripción por haber sido realizada erróneamente». Nadie explica el supuesto error. Además, aquella «muerte civil» nunca fue comunicada.
Desde 2006 los padres se han convertido en visitantes asiduos de registros, sin que hasta ahora nadie haya desentrañado el ovillo. En el Registro Civil de Medina del Campo un médico forense «comprobó que mi hija existe de verdad y que es mujer», apunta enfadada la madre.
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Hace seis años descubrió que no existía, cuando quiso obtener su Documento Nacional de Identidad como ciudadana española. La razón fue no estar inscrita en el Registro Civil. «Desde entonces no puedo hacer nada porque simplemente no existo», asegura la joven nacida en Panamá en 1991.
Fue en el país centroamericano donde se desató el desatino burocrático. Leys García Fernández fue inscrita en el Registro Civil de la Embajada española pero las páginas 185 y 186, donde están los datos de Leys, fueron tachadas. El funcionario español custodio de la documentación, el encargado de los Asuntos Consulares en la legación española, apuntó el 30 de septiembre de 1993 una justificación: «Se procede a cancelar esta inscripción por haber sido realizada erróneamente». Nadie explica el supuesto error. Además, aquella «muerte civil» nunca fue comunicada.
Desde 2006 los padres se han convertido en visitantes asiduos de registros, sin que hasta ahora nadie haya desentrañado el ovillo. En el Registro Civil de Medina del Campo un médico forense «comprobó que mi hija existe de verdad y que es mujer», apunta enfadada la madre.
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