Todo comenzó hace un par de años. La directora de la BNE, Glòria Pérez-Salmerón, envió varias cartas a escritores invitándoles a que entregarán sus papeles para facilitar la labor de los investigadores. Cuando Muñoz Molina recibió esta misiva estaba fuera de España: "Me pareció una idea estupenda".
"Se trata de un acto de restitución a la sociedad. Yo soy militante de lo público, de la educación y sanidad públicas, y en vez de vender los papeles preferí donarlos. La Biblioteca Nacional me parece el lugar donde mejor pueden estar, para que los consulten los especialistas".
El jienense se suma así a otros escritores españoles cuyo archivo también se encuentra en la BNE, como Jorge Guillén y Joan Margarit. Ahora comenzará el proceso de estudio y catalogación de los documentos.
Esta institución ha destacado en un comunicado que dispone de una aplicación informática "creada expresamente para procesar los archivos personales" que permite una completa descripción de cada documento para que no se disgreguen, sino que se mantengan "como un conjunto unido, tal y como estaban en posesión del autor".
La BNE garantiza "la preservación y seguridad óptimas de este archivo", que por ahora solo podrán consultar investigadores, aunque en un futuro estará digitalizado
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