14 jun 2010

La Biblioteca Nacional recupera los escritos ocultos de los últimos moriscos españoles.
Los últimos musulmanes que poblaron España dejaron testimonios escritos y gráficos de su presencia. Huellas que estuvieron siglos escondidas para esquivar la mano alargada de la Inquisición. Muchas no escaparon y acabaron calentando tardes de otoño en diversas hogueras. Pero otras fueron rescatadas del pasado y del olvido.
En la exposición 'Memoria de los moriscos. Escritos y relatos de una diáspora cultural' podrá contemplarse la primera traducción completa del Corán en castellano; el tratado del Mancebo de Arévalo, misterioso morisco que recorre España en el siglo XVI entrevistando musulmanes a escondidas de la Inquisición; o el Alkitab de Samarqandí, colección de relatos ejemplarizantes delicadamente ilustrado, que ha sido incluido por la Biblioteca Nacional de España en su Biblioteca Digital Hispánica.

Algunos de los libros que ahora se ponen ante la mirada pública fueron hallados casi por casualidad al derribar casas antiguas en el Valle del Jalón, en Aragón. «Estaban envueltos en paños de lino y con piedras de sal. Ocultos entre los muros por los moriscos, que pretendían salvaguardarlos cuando se vieron forzados a marcharse de aquellas tierras en 1610», explican los responsables de la muestra, que advierten que aquellos volúmenes no estaba escritos en árabe. «Lo parecían, pero no lo era».
Cuando los primeros arabistas se enfrentaron con ellos pensaron que estaban escritos en turco o en alguna lengua africana. Sólo con el tiempo y más conocimiento se descubrió que, en realidad, aquello era lengua castellana pero puesta sobre el papel con letras árabes. Es lo que se ha dado en llamar «escritura aljamiada».
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