El caso del Odyssey ha recordado la histórica mina de pecios que esconden las costas de la Península. Según los datos del Archivo General de las Indias, sólo en el Golfo de Cádiz hay 800 buques hundidos víctimas de la piratería, las guerras o furiosas tempestades.
A éstos hay que añadir los barcos hundidos en aguas del Estrecho, en las costas catalanas y valencianas e, incluso, en el Cantábrico, en cuyas bodegas es podrían guardarse aún los tesoros procedentes de las guerras de Flandes.
Son los "manifiestos de carga" que se conservan en los distintos archivos históricos los que dan fe del patrimonio escondido en los mares españoles. Sin embargo, podría ser aún mayor ya que los datos de los cargamentos se manipulaban para pagar menos impuestos.
El Estado, que durante años ha permitido que este patrimonio se convirtiera en objeto de recreo de los expoliadores, comenzó en 2009 -tras la polémica con los cazatesoros americanos- un plan para elaborar un mapa con la ubicación y carga de los pecios.
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