Si aceptamos el postulado de que los archivos que genera una civilización son la memoria de esa civilización, y también que esos archivos serán la ventana por la cual futuras generaciones nos llegarán a comprender, conocer y estudiar, entonces empezamos a caer en la cuenta de lo importante que es el archivo digital. Si lo que estamos haciendo desaparece, nosotros desapareceremos.
Fernando Boro, especialista en preservación digital, explica que: “Nunca vemos datos digitales porque eso sería ver ceros y unos. El hardware y elsoftware actúan como nuestros traductores del archivo digital de esos datos opacos. Convierten los ceros y unos en información analógica accesible para nosotros”. La clave, entonces, es que en el mundo digital no es suficiente preservar los soportes. Una carta de Napoleón se lee igual en 2012 como en 1819. Pero un texto escrito en Microsoft Word de 1996, para ser leído en el año 2189 va tener que ser migrado a los sistemas de software y hardware de ese año futuro.
Cuando esta migración continua no se realiza, el resultado es un vacío, una pérdida irrecuperable. El 11 de febrero de 1998 Stuart Brand escribió en la revista Civilization: “...Tenemos buenos datos crudos de eras anteriores escritos sobre barro, piedra, pergamino y papel. Pero desde 1950 hasta el presente la información grabada desaparece cada vez más en un hueco digital. Los historiadores verán nuestro presente como una época oscura".
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