Johnny Depp, Keith Richard, Nicolas Cage, Brad Pitt... todos tienen algo en común: su adicción por los libros.
Eso sí, no se trata de ejemplares corrientes y vulgares. Su entusiasmo les lleva más lejos, por ejemplo, hasta la feria de anticuarios especializados en el mundo del libro que se ha celebrado recientemente en Pasadena (California), un foro en el que solo se encuentran obras descatalogadas, primeras ediciones, manuscritos originales o volúmenes agotados que muchos consideraban perdidos en el tiempo.
Es ahí por donde Pitt se paseó vestido con un chándal para no llamar tanto la atención y poder curiosear y comprar principalmente libros sobre arquitectura, su pasión. Los mismos pasillos que recorrió la productora Kathleen Kennedy, amante de los cuadernos de viaje de los exploradores, o el actor Steve Martin, también escritor y amante del arte con mayúsculas.
Bill Cosby, amante de la literatura afroamericana, cuenta en su colección con la primera edición del libro de poemas de Phillis Wheatley, la primera escritora negra que publicó en Estados Unidos.
Al igual que a Johnny Depp, a Cosby le gusta utilizar el término de guardián más que el de coleccionista, decidido a preservar una parte de la cultura estadounidense.
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