¿Es aceptable destruir objetos culturales porque puedan suponer un peligro?
Con esta cuestión han tropezado los archiveros en Alemania, donde muchas de las películas históricas del país fueron filmadas en soportes de nitrato de celulosa. ¿La películas deberían ser conservadas o destruidas?
El nitrato de celulosa fue usado como soporte fílmico entre aproximadamente 1890 y 1930. Puede autoincendiarse y cuando arde no requiere tomar oxígeno de ninguna otra fuente. Muy rápidamente, la ignición produce gran cantidad de calor intenso, humo y dióxido de nitrógeno, a partir de una cantidad relativamente pequeña de película.
Algunos de los tesoros más preciados de la historia del cine alemán se mantienen en un búnker fuera de Berlín. Refrigerado a 6 grados, el edificio contiene una fila de 40 pequeñas habitaciones separadas entre sí por puertas de acero, a fin de contener el daño en caso de un incendio.
Obras maestras como las primeras películas de los hermanos Skladanowsky, o "Metrópolis" de Fritz Lang, se mantienen aquí, bajo las condiciones estipuladas por la ley alemana de explosivos.
El archivo se ve obligado a copiar los originales en película de acetato y luego destruye muchos de ellos. Noticiarios semanales de los años 30 y 40 se entregan para su eliminación a compañías especializadas. Sólo las obras más valiosas se devuelven al archivo después de realizar la copia.
Martin Koerber, del Deutsche Kinemathek, o archivo de cine alemán, está en desacuerdo con la destrucción de estas películas, así como otros expertos.
"En 30 años tendremos mejores métodos de creación de copias digitales y sería una lástima que los originales se hubieran destruido."
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