Los funcionarios estadounidenses están destruyendo millones de documentos impresos, pertenecientes a los tribunales federales, para ahorrar costos de almacenamiento.
Pero esta decisión no es del agrado de algunos historiadores, detectives privados y otras personas que dependen fuertemente de la información guardada en los archivos.
Según los Archivos Nacionales de Estados Unidos, unos 10 millones de expedientes de casos de bancarrota y varios millones de expedientes de los Distritos Judiciales desde 1970 hasta 1995 ya han sido triturados, convertidos en pulpa y reciclados. Un pequeño porcentale será almacenado, al ser valioso históricamente.
Los archiveros han analizado la documentación y han consultado a juristas o historiadores para determinar qué se podía eliminar, después de darse cuenta de que digitalizar, únicamente los casos de bancarrota, costaría millones de dólares.
Entre las personas que no están de acuerdo con la decisión se encuentra el profesor de la Facultad de derecho de Cornell, Theodore Eisenberg, que opina que, precisamente, los expedientes cotidianos, con ningún significado histórico claro, son determinantes para establecer tendencias legales en el Tribunal, que a menudo se basa en decisiones políticas.
Por otro lado, algunos historiadores dicen que es imposible predecir qué documentos serán históricamente importantes, documentos insignificantes hoy en día podrían arrojar luz en el futuro sobre un candidato presidencial o un sospechoso de asesinato.
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