Millones de usuarios publican cada hora mensajes, fotos, canciones y vídeos en tiempo real en la Red, aparte de hacer operaciones bancarias, guardar sus propios archivos y cruzar e-mails en cuentas que llegan a disponer de una capacidad de 7.500 megas. Y no son pocas las empresas que han decidido almacenar sus archivos en ese reducto de Internet bautizado como ‘Cloud Computing’.
Sin embargo, el ingente material que circula por Internet no se queda en un limbo digital. La ‘nube’ tiene cimientos sólidos de acero y hormigón. Auténticas fortalezas donde cientos de servidores recogen la información de los internautas y que emergen con fuerza y polémica en varios puntos del planeta.
Además del fuerte debate generado por las lagunas legales que propicia el alojamiento de webs y datos personales en servidores repartidos en diferentes países, la infraestructura, según algunas estimaciones, necesita ya cerca del 2% de la energía mundial para carburar. Y la expansión imparable de Internet abre el debate sobre el modelo a seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario