"Investigo sobre códices y manuscritos en general; y desgraciadamente el fenómeno de robo de estas obras no es nuevo", asegura Miguel Vivancos, especialista en estas obras tras clasificar en la British Library durante años los códices originarios del Monasterio de Santo Domingo de Silos donde fue archivero y bibliotecario.
"Tenemos noticias de que Julio César robó códices en la Biblioteca de Alejandría" y tras él, se instauró "el robo de códices y manuscritos como botín de guerra".
"Quizás el mayor ladrón de obras de arte de la historia sea Napoleón. Al perder en la guerra, el Congreso de Viena le obligó a restituir muchísimas que había robado pero algunas quedaron en la Biblioteca Nacional de París".
La Guerra Civil y la II Guerra Mundial también fueron épocas en las que las joyas bibiográficas cambiaron de manos. "En la confusión, se produjeron robos que no han sido aclarados hasta el día de hoy. Recuerdo que en una biblioteca privada de Madrid se robó un manuscrito del siglo XII procedente del Monastero de Arlanza. Y hasta hoy, no se ha sabido nada de él. Esperemos que no ocurra lo mismo con el Códice Calixtino. A veces, desaparecen y es como si les hubiese tragado la tierra. La historia es muy cruel con los libros, que son muy frágiles" sentencia Vivancos.
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