Ha entrado en vigor esta semana la directiva europea que obliga a las operadoras telefónicas a conservar los datos y la información personal de los usuarios.
La normativa, que fue promovida tras los atentados de Londres en 2005, establece que las compañías tienen que almacenar durante un año los números a los que llamen los clientes, pero no se registrará el contenido de las conversaciones, los correos electrónicos o el historial de navegación.
La normativa, que fue promovida tras los atentados de Londres en 2005, establece que las compañías tienen que almacenar durante un año los números a los que llamen los clientes, pero no se registrará el contenido de las conversaciones, los correos electrónicos o el historial de navegación.
Los operadores creen que aplicar esta iniciativa supondrá un crecimiento importante de los costes, al tiempo que desde las asociaciones de derechos humanos se critica que la normativa surgió en un momento y unas circunstancias de miedo general muy concretas. De hecho, en Suecia han decidido ignorar la normativa y en Alemania está siendo objeto de un proceso judicial.
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