Tres años de prisión por robar y revelar información de su empresa.
La Justicia ha dado la razón a la consultora de proyectos de ingeniería Alten, que denunció a un exempleado tras comprobar que justo antes de abandonar de forma voluntaria la compañía, envió desde su correo corporativo al suyo particular y al de una antigua compañera de trabajo información confidencial de la empresa. Sólo unos días después, el trabajador se incorporó a Kxiop, una empresa nueva creada por exempleados de Alten, dedicada también a la consultoría de ingeniería.
El acusado accedió de forma masiva a ficheros que no estaban almacenados en su ordenador, sino en el servidor de la compañía. Y ello, a pesar de que en su contrato había firmado una cláusula de confidencialidad. La misma le obligaba a guardar total discreción sobre los datos técnicos y comerciales relativos a empresas y clientes a los que tuviera acceso por sus funciones de manager.
Luis Dívar, director del área Procesal de Deloitte, cree que “los delitos enjuiciados en esta sentencia no son habituales en el panorama procesal”, pero prevé que “el desarrollo de las nuevas tecnologías los convertirán en unos habituales de la jurisdicción penal”. A su juicio, las compañías “poco pueden hacer contra estas prácticas”, por lo que recomienda que “pidan a su empleados firmar cláusulas de confidencialidad”.
Más información
La Justicia ha dado la razón a la consultora de proyectos de ingeniería Alten, que denunció a un exempleado tras comprobar que justo antes de abandonar de forma voluntaria la compañía, envió desde su correo corporativo al suyo particular y al de una antigua compañera de trabajo información confidencial de la empresa. Sólo unos días después, el trabajador se incorporó a Kxiop, una empresa nueva creada por exempleados de Alten, dedicada también a la consultoría de ingeniería.
El acusado accedió de forma masiva a ficheros que no estaban almacenados en su ordenador, sino en el servidor de la compañía. Y ello, a pesar de que en su contrato había firmado una cláusula de confidencialidad. La misma le obligaba a guardar total discreción sobre los datos técnicos y comerciales relativos a empresas y clientes a los que tuviera acceso por sus funciones de manager.
Luis Dívar, director del área Procesal de Deloitte, cree que “los delitos enjuiciados en esta sentencia no son habituales en el panorama procesal”, pero prevé que “el desarrollo de las nuevas tecnologías los convertirán en unos habituales de la jurisdicción penal”. A su juicio, las compañías “poco pueden hacer contra estas prácticas”, por lo que recomienda que “pidan a su empleados firmar cláusulas de confidencialidad”.
Más información
No hay comentarios:
Publicar un comentario