No bajes mis datos de la nube.
Internet mueve un volumen gigantesco y exponencialmente creciente de datos personales. Cada mes, 55 millones de usuarios utilizan Twitter; Facebook tiene registrados 250 millones de perfiles, que se intercambian millones de correos, fotos y encuestas sobre todo tipo de temas; y cada minuto se suben 20 vídeos a YouTube o se cuelga un álbum de fotos en Picasa.
Las empresas y los particulares ya no pueden manejar ni almacenar en sus ordenadores y equipos esa ingente cantidad de información, por lo que la web y las redes sociales se han convertido en los silos donde guardar esos datos. Y no sólo datos. También los sistemas operativos y los programas informáticos se alojan cada vez más en la Red, en lugar de en los PC. Es lo que se llama computación en la nube, lo que plantea nuevos retos de seguridad.
Las propias autoridades están asustadas. Los marines estadounidenses no podrán conectarse a Facebook, MySpace o Twitter durante al menos un año, porque sus mandos consideran que "podrían revelar información clasificada y comprometer la seguridad del país", según se reveló esta semana.
Si alguien cree que se va a librar de la nube se equivoca. Hasta Microsoft, la mayor empresa informática del mundo que vive precisamente de vender software, va a poner en marcha a finales de este año su plataforma Azure, con programas y servicios alojados en la web.
A los gobernantes, la computación en la nube también les ha pillado por sorpresa, y prácticamente no hay ninguna legislación que resuelva problemas como el de dilucidar la responsabilidad en caso de robo de datos o suplantación de personalidad, como ponía de manifiesto World Privacy Forum en su informe de febrero pasado
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Internet mueve un volumen gigantesco y exponencialmente creciente de datos personales. Cada mes, 55 millones de usuarios utilizan Twitter; Facebook tiene registrados 250 millones de perfiles, que se intercambian millones de correos, fotos y encuestas sobre todo tipo de temas; y cada minuto se suben 20 vídeos a YouTube o se cuelga un álbum de fotos en Picasa.
Las empresas y los particulares ya no pueden manejar ni almacenar en sus ordenadores y equipos esa ingente cantidad de información, por lo que la web y las redes sociales se han convertido en los silos donde guardar esos datos. Y no sólo datos. También los sistemas operativos y los programas informáticos se alojan cada vez más en la Red, en lugar de en los PC. Es lo que se llama computación en la nube, lo que plantea nuevos retos de seguridad.
Las propias autoridades están asustadas. Los marines estadounidenses no podrán conectarse a Facebook, MySpace o Twitter durante al menos un año, porque sus mandos consideran que "podrían revelar información clasificada y comprometer la seguridad del país", según se reveló esta semana.
Si alguien cree que se va a librar de la nube se equivoca. Hasta Microsoft, la mayor empresa informática del mundo que vive precisamente de vender software, va a poner en marcha a finales de este año su plataforma Azure, con programas y servicios alojados en la web.
A los gobernantes, la computación en la nube también les ha pillado por sorpresa, y prácticamente no hay ninguna legislación que resuelva problemas como el de dilucidar la responsabilidad en caso de robo de datos o suplantación de personalidad, como ponía de manifiesto World Privacy Forum en su informe de febrero pasado
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