El Protector de los datos.
Un policía local de Ourense dedica sus ratos libres a controlar los documentos que circulan por Internet. Prácticamente todas las denuncias que han llegado a la Agencia de Protección de Datos por estos temas no provienen ni del Cuerpo Nacional de Policía ni de la Guardia Civil, sino del Ayuntamiento o de la Policía Local de Ourense, que las presentan una vez que el patrullero espontáneo comunica sus hallazgos: "Miro por todas partes, a ver qué encuentro", explica en conversación telefónica. "De repente te topas con cientos de documentos de organismos oficiales o con listados de datos personales de un montón de sitios. Ni siquiera necesitas saber mucho de informática. Es muy fácil. Sólo hay que tener paciencia".
Lo primero que encontró fueron los datos de 19.000 funcionarios inscritos en unos cursos de formación del sindicato Comisiones Obreras, en 2004. Ha hallado en Internet manuales de ETA y Al Qaeda y más de 2.000 informes militares de países extranjeros.
Nadie le paga, ni siquiera los gastos. Sus herramientas de trabajo, el ordenador y el ADSL, corren de su cuenta. El policía se ha convertido en un investigador, sin sueldo, para el Estado.
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Un policía local de Ourense dedica sus ratos libres a controlar los documentos que circulan por Internet. Prácticamente todas las denuncias que han llegado a la Agencia de Protección de Datos por estos temas no provienen ni del Cuerpo Nacional de Policía ni de la Guardia Civil, sino del Ayuntamiento o de la Policía Local de Ourense, que las presentan una vez que el patrullero espontáneo comunica sus hallazgos: "Miro por todas partes, a ver qué encuentro", explica en conversación telefónica. "De repente te topas con cientos de documentos de organismos oficiales o con listados de datos personales de un montón de sitios. Ni siquiera necesitas saber mucho de informática. Es muy fácil. Sólo hay que tener paciencia".
Lo primero que encontró fueron los datos de 19.000 funcionarios inscritos en unos cursos de formación del sindicato Comisiones Obreras, en 2004. Ha hallado en Internet manuales de ETA y Al Qaeda y más de 2.000 informes militares de países extranjeros.
Nadie le paga, ni siquiera los gastos. Sus herramientas de trabajo, el ordenador y el ADSL, corren de su cuenta. El policía se ha convertido en un investigador, sin sueldo, para el Estado.
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