Internet ofrece 1,4 millones de procesos criminales de los siglos XVIII y XIX.
Los detalles de los procesos de un médico que confesó ser Jack el Destripador o de un hombre que intentó matar a la reina Victoria se pueden consultar en la red a partir de este lunes, junto con 1,4 millones de juicios celebrados en Inglaterra y Gales durante los siglos XVIII y XIX.
El sitio británico ancestry.co.uk, especializado en genealogía, publica dichos documentos, que incluyen los detalles de los crímenes juzgados, el nombre completo de los acusados con sus fechas de nacimiento, el lugar de los procesos y los veredictos.
Los documentos colgados cubren un periodo que comprende las postrimerías del siglo XVIII y la totalidad del siglo siguiente-, detallan cerca de 900.000 condenas de cárcel -dos tercios del total-, 97.000 deportaciones al extranjero y 10.300 ejecuciones. Casi un 10% de las personas juzgadas eran deportadas o condenadas a muerte.
Una condena a la pena capital se podía pronunciar por un robo superior a cinco chelines (35 euros de hoy en día), por robo de ganado, caza clandestina de conejos en cotos o tala de árboles. También por llevar de noche el rostro tiznado, porque para las autoridades implicaba autoría de robos.
Los detalles de los procesos de un médico que confesó ser Jack el Destripador o de un hombre que intentó matar a la reina Victoria se pueden consultar en la red a partir de este lunes, junto con 1,4 millones de juicios celebrados en Inglaterra y Gales durante los siglos XVIII y XIX.
El sitio británico ancestry.co.uk, especializado en genealogía, publica dichos documentos, que incluyen los detalles de los crímenes juzgados, el nombre completo de los acusados con sus fechas de nacimiento, el lugar de los procesos y los veredictos.
Los documentos colgados cubren un periodo que comprende las postrimerías del siglo XVIII y la totalidad del siglo siguiente-, detallan cerca de 900.000 condenas de cárcel -dos tercios del total-, 97.000 deportaciones al extranjero y 10.300 ejecuciones. Casi un 10% de las personas juzgadas eran deportadas o condenadas a muerte.
Una condena a la pena capital se podía pronunciar por un robo superior a cinco chelines (35 euros de hoy en día), por robo de ganado, caza clandestina de conejos en cotos o tala de árboles. También por llevar de noche el rostro tiznado, porque para las autoridades implicaba autoría de robos.
Para acceder a estos documentos es necesario suscribirse, aunque hay un período de prueba gratuito de dos semanas.
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