La Iglesia asturiana rechaza la consulta indiscriminada de sus libros sobre fallecidos en la represión.
La Iglesia de Asturias pide respeto a la privacidad de las familias y rechaza una consulta indiscriminada de los archivos parroquiales. Y lo hace a raíz de los requerimientos que el juez Baltasar Garzón ha remitido a la Conferencia Episcopal Española (CEE) con el fin de elaborar las listas de fallecidos en las represiones de la Guerra Civil y de la posguerra. Tanto la remisión de archivos parroquiales a la Audiencia Nacional como el acceso de la Policía judicial a los libros de los templos constituirían una «consulta indiscriminada», que podría vulnerar la privacidad de unos datos amparados por 75 años de protección, según las normas eclesiásticas. El vicario general de la diócesis, Juan Antonio Menéndez, explica que los familiares «siempre pueden solicitar las partidas de defunción de sus antepasados, pero los libros parroquiales constituyen un archivo vivo, y el libro como tal no se puede dejar a la investigación». Menéndez agrega que «la normativa general de la Iglesia distingue entre el archivo vivo y el archivo histórico, de libre consulta». «los archivos de la Iglesia gozan de 75 años de privacidad protegida, según las normas eclesiásticas, que rigen desde el Archivo Secreto Vaticano hasta el de cada parroquia.
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