8 sept 2009

Documentos originales de Kafka desencadenan un complejo juicio en Israel.
Un proceso ante una corte de Tel Aviv busca impedir que dos herederas ya ancianas vendan los textos del archivo del editor de Kafka, Max Brod, en el extranjero.
Antes de su muerte en 1924, Franz Kafka pidió a su amigo Max Brod que quemara sus obras, pero en lugar de ello éste las publicó y Kafka se hizo famoso en todo el mundo. Tras la muerte de Brod en 1968, su herencia y el legado fueron a parar a su ex secretaria Esther Hoffe, quien vendió parte de los manuscritos, entre ellos el de "El proceso", por unos dos millones de dólares. El resto los guardó en cajas fuertes en Israel y Suiza. Después de su muerte hace dos años a los 101 de edad, dejó el archivo Brod a sus dos hijas Ruth y Hava, ambas supervivientes del Holocausto.
Los medios israelíes habían informado el año pasado que los valiosos documentos se guardaban en una vivienda de Tel Aviv con malas condiciones sanitarias y rodeados de numerosos gatos y perros. Las dos mujeres rechazaron los pedidos de donar las obras para que fuesen bien conservadas.
La prensa señala hoy que la corte tiene que decidir ahora sobre la herencia de ambas hermanas, de la que el archivo Brod es sólo una parte, por lo que ambas pidieron que se libere al menos la que no está relacionada con Kafka. Una de las herederas, mientras tanto, se encuentra en situación de pobreza.
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