El desplome del Archivo de Colonia marcará un hito en la historia de la archivística. Si la desaparición de Arthur Andersen por un caso de destrucción indebida de documentos supuso que la gestión documental se convirtiese en un eje estratégico de la organización, ¿la catástrofe del Archivo de Colonia cambiará el sentimiento de la sociedad hacia los archivos?
Hasta ahora hemos supuesto que algo custodiado en una distinguida ciudad como Colonia, y en uno de los archivos más importantes de Alemania era seguro.
Lo ocurrido en Colonia llevará a una revisión de los edificios de archivo y a mayores exigencias en su construcción. Seguramente será necesario avanzar en las técnicas de restauración para poner a salvo lo que se rescate del derrumbe. Se potenciará la digitalización y el almacenamiento online, como ocurrió en Estados Unidos después de que el huracán Katrina destruyese miles de documentos. Los procedimientos ante desastres en archivos pasarán a un primer plano.
De momento, los funcionarios alemanes han cubierto los restos del Archivo con lonas para proteger a los documentos de la lluvia. Al hacer un balance de las pérdidas, la directora de la entidad, Bettina Schmidt-Czaia, subrayó que se lograron salvar la colección de cine y fotografías y una parte de datos computarizados, guardado en un edificio adjunto al derrumbado.
El responsable de Cultura de la ciudad alemana de Colonia, Georg Quander, ha afirmado que el 90% del Archivo Histórico local se mantiene bajo escombros pero muchos documentos podrían ser recuperados, excepto los que desaparecieron en un gran cráter surgido por el desplome del inmueble de cuatro pisos.
La especulación sobre la causa de la tragedia se centra en el trabajo de construcción para el sistema de metro de la ciudad. En España ya hemos sufrido situaciones similares, pero está claro que la historia se repite.
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