Catalunya pierde otros tres archivos fotográficos.
En el caso Centelles quizá intervinieron otros factores, pero la asfixia presupuestearia de la Generalitat por sí sola explica que ninguna institución pública catalana adquiriera ayer los archivos de tres fotógrafos catalanes subastados en la sala Soler y Llach. Un postor privado se hizo por 5.000 euros con las 1.500 fotografías de finales del siglo XIX y principios del XX de un excelente fotógrafo aficionado, J. Tolosa. Otro, que también intervino por teléfono, logró por 30.000 euros el archivo de Antoni Arissa, uno de los primeros representante de la nueva visión fotográfica entre los años 20 y 40. Y nadie pujó por un misterioso archivo hallado en Francia compuesto por tres cajas y un millar de negativos con imágenes de la república y la guerra civil, entre 1931 y 1939, con un precio de salida de 25.000 euros.
La representante de la Conselleria de Cultura, que como es habitual ejecutó las ofertas de compra encargadas por el Ministerio de Cultura, sólo levantó la mano representando sus propios intereses por cuatro fotografías de Emili Vilà, Josep Sala y Pere Català Pic solicitadas por el MNAC. Pero lo hizo sin cesar por el Ministerio de Cultura, no tan afectado en su política de compras por los recortes presupuestarios, o más interesado por adquirir obra fotográfica. Con presuntos destinatarios como el Reina Sofía o la Biblioteca Nacional (y, visto el contenido de algunas adquisiciones, quizá también el Archivo de Salamanca), la delegada de la Administración adquirió más de 300 fotografías.
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En el caso Centelles quizá intervinieron otros factores, pero la asfixia presupuestearia de la Generalitat por sí sola explica que ninguna institución pública catalana adquiriera ayer los archivos de tres fotógrafos catalanes subastados en la sala Soler y Llach. Un postor privado se hizo por 5.000 euros con las 1.500 fotografías de finales del siglo XIX y principios del XX de un excelente fotógrafo aficionado, J. Tolosa. Otro, que también intervino por teléfono, logró por 30.000 euros el archivo de Antoni Arissa, uno de los primeros representante de la nueva visión fotográfica entre los años 20 y 40. Y nadie pujó por un misterioso archivo hallado en Francia compuesto por tres cajas y un millar de negativos con imágenes de la república y la guerra civil, entre 1931 y 1939, con un precio de salida de 25.000 euros.
La representante de la Conselleria de Cultura, que como es habitual ejecutó las ofertas de compra encargadas por el Ministerio de Cultura, sólo levantó la mano representando sus propios intereses por cuatro fotografías de Emili Vilà, Josep Sala y Pere Català Pic solicitadas por el MNAC. Pero lo hizo sin cesar por el Ministerio de Cultura, no tan afectado en su política de compras por los recortes presupuestarios, o más interesado por adquirir obra fotográfica. Con presuntos destinatarios como el Reina Sofía o la Biblioteca Nacional (y, visto el contenido de algunas adquisiciones, quizá también el Archivo de Salamanca), la delegada de la Administración adquirió más de 300 fotografías.
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