Aquellos archivos.
Santos Juliá escribe en El País este artículo donde reflexiona sobre la apertura de los archivos con documentación sobre la Guerra Civil:
"Aquellos archivos olían a un pasado remoto", escribió el que fuera gobernador civil de Barcelona, Salvador Sánchez-Terán, justificando con esas palabras el cumplimiento de la orden recibida en abril de 1976 de destruir todos los papeles conservados en la Jefatura Provincial del Movimiento bajo su mando.
No hay historia sin archivos y de aquella destrucción a este traslado de documentación sobre campos de concentración procedente del Tribunal de Cuentas al Archivo General de la Guerra Civil, un largo y tortuoso camino han tenido que recorrer -y lo que aún queda- decenas de historiadores para reconstruir las páginas más terribles de la historia de España del siglo XX.
En el camino de la reconstrucción, hemos pasado de la búsqueda, tantas veces a ciegas, de las huellas de ese pasado a disponer en las pantallas de los ordenadores de los expedientes de la Causa General. Mientras archivos tan sensibles como los de la Guardia Civil permanecen cerrados a la investigación, hay archivos militares que no sólo han abierto sus puertas, sino que han clasificado, ordenado y digitalizado partes de sus fondos y han facilitado la creación de bases de datos de los consejos de guerra.
Del traslado de los fondos del Tribunal de Cuentas tendría que derivarse la elaboración de un libro blanco o informe general sobre la situación actual de los archivos de titularidad estatal -fuerzas armadas y de orden público incluidas- que marque líneas de actuación futura y establezca las condiciones de consulta de papeles todavía hoy inaccesibles.
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Santos Juliá escribe en El País este artículo donde reflexiona sobre la apertura de los archivos con documentación sobre la Guerra Civil:
"Aquellos archivos olían a un pasado remoto", escribió el que fuera gobernador civil de Barcelona, Salvador Sánchez-Terán, justificando con esas palabras el cumplimiento de la orden recibida en abril de 1976 de destruir todos los papeles conservados en la Jefatura Provincial del Movimiento bajo su mando.
No hay historia sin archivos y de aquella destrucción a este traslado de documentación sobre campos de concentración procedente del Tribunal de Cuentas al Archivo General de la Guerra Civil, un largo y tortuoso camino han tenido que recorrer -y lo que aún queda- decenas de historiadores para reconstruir las páginas más terribles de la historia de España del siglo XX.
En el camino de la reconstrucción, hemos pasado de la búsqueda, tantas veces a ciegas, de las huellas de ese pasado a disponer en las pantallas de los ordenadores de los expedientes de la Causa General. Mientras archivos tan sensibles como los de la Guardia Civil permanecen cerrados a la investigación, hay archivos militares que no sólo han abierto sus puertas, sino que han clasificado, ordenado y digitalizado partes de sus fondos y han facilitado la creación de bases de datos de los consejos de guerra.
Del traslado de los fondos del Tribunal de Cuentas tendría que derivarse la elaboración de un libro blanco o informe general sobre la situación actual de los archivos de titularidad estatal -fuerzas armadas y de orden público incluidas- que marque líneas de actuación futura y establezca las condiciones de consulta de papeles todavía hoy inaccesibles.
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