Nadie quiso denunciar en España.
Coge el dinero y corre. Así se podría titular la película sobre el pulso entre los autores y editores españoles y la empresa de Google por la digitalización de libros sin permiso. Aquella indemnización de 60 dólares por obra digitalizada que ofrecía a comienzos de 2009 el famoso Acuerdo al que llegaron la empresa de Internet y los editores y autores norteamericanos, pareció ser suficiente para más de 10.000 titulares de derechos españoles. Nada que ver con Francia, que denunció y ha ganado. Ni siquiera con Alemania, que elevó sus quejas hasta la Comisión Europea.
Coge el dinero y corre. Así se podría titular la película sobre el pulso entre los autores y editores españoles y la empresa de Google por la digitalización de libros sin permiso. Aquella indemnización de 60 dólares por obra digitalizada que ofrecía a comienzos de 2009 el famoso Acuerdo al que llegaron la empresa de Internet y los editores y autores norteamericanos, pareció ser suficiente para más de 10.000 titulares de derechos españoles. Nada que ver con Francia, que denunció y ha ganado. Ni siquiera con Alemania, que elevó sus quejas hasta la Comisión Europea.
Google no podrá seguir digitalizando libros en Francia sin autorización y además deberá pagar casi 430 mil dólares de indemnización a la editorial La Martinière por reproducir extractos de libros en Google Books.
"Francia está más acostumbrada a defender su identidad. En España, la percepción social del derecho de autor no es buena y eso influye en los jueces", señala la directora general de CEDRO, Magdalena Vinent.
"Francia está más acostumbrada a defender su identidad. En España, la percepción social del derecho de autor no es buena y eso influye en los jueces", señala la directora general de CEDRO, Magdalena Vinent.
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