Uno de los libreros anticuarios más reconocidos de Argentina ha sido encausado, junto con dos ciudadanos uruguayos, por intentar vender ocho mapamundis e incunables robados en la Biblioteca Nacional. El primero es Daniel Guido Pastore, titular de la librería Imago Mundi, ubicada en el exclusivo barrio porteño de Recoleta. También fueron encausados los uruguayos César Ovilio Gómez Rivero -supuesto ladrón que se hizo pasar por investigador en la Biblioteca Nacional y de quien España ha pedido su extradición- y Washington Luis Pereira. Gómez Rivero, apodado "el negro" y de 60 años, reside en el lujoso complejo residencial La Delfina, a unos 50 kilómetros de Buenos Aires. El juez federal de Buenos Aires, Ariel Lijo, ha dictado el procesamiento de Gómez Rivero y sus presuntos cómplices cuando está por cumplirse un año del descubrimiento del robo en la sala Cervantes.
1 comentario:
Hoy todavía sabemos que ni María, ni Rómulo, ni Lencho, Ni la Teresita han funcionado en los archivos, porque fueron enviados a “esos” pasillos oscuros y poco visitados por los empleados, algo así como “castigo” por retardo a su hora de entrada laboral; por tomar minutos de más a la hora de los alimentos o, porque no fueron “acomedidos” con su “Jefe”, etc., etc.
Por extraño que parezca aquí y allá, sigo escuchando comentarios "(...) de cada animalejo que ta' en los archivos", sin dejar de soltar una risotada de indignación ante siniestro homenaje a la rusticidad, ¿será que para algunas personas todavía los archivos representan únicamente un montón de “papeles”?, ¿un manojo arbitrario de material impreso?.
En las profundidades que encumbran la suerte de nuestros archivos, habitan intereses ajenos a su conservación y custodia, desaparece en el firmamento parte del acervo archivístico sin que nadie explique de manera satisfactoria el paradero de tan lamentables actos, esto es, tratándose de documentos archivísticos que den cuenta de malos manejos en la administración pública gubernamental, ¿qué se logra?, un rompimiento en el esquema general de planificación oficial; de rendición de cuentas ante la federación en sus operaciones administrativas y logísticas; de cegar la memoria institucional y por ende, la nuestra.
Saben los funcionarios del IFAI de que se trata, saben como llevar agua a su molinito, cuando Jacqueline Peschard funcionaria del IFAI, señala: "la formación profesional en archivonomía es escasa entre los responsables del área respectiva y el personal asignado en las dependencias públicas; entre los responsables de los archivos menos de uno de cada cinco tiene estudios profesionales en ese campo; al momento de su designación, poco más de la mitad de los responsables de archivo no contaban con experiencia previa, ni estudios profesionales en el ramo.", además "(...) Sobre los requerimientos básicos archivísticos se obtuvieron los siguientes resultados: en promedio, el cumplimiento de aquéllos es de 71.3 por ciento en las dependencias del sector centralizado y de 62.5 por ciento en el paraestatal. Además, el cumplimiento promedio de requerimientos avanzados es de sólo 33.2 por ciento en ambos sectores." y subraya "En cuanto a prioridad y liderazgo se tiene que los responsables del área de archivos dedican 20 por ciento de su tiempo a esa labor; los programas de incentivos para mejorar los acervos gubernamentales son prácticamente inexistentes."
Como se sabe, en este país los cargos públicos se obtienen "gracias" a componendas políticas, de amistad, compadrazgo, etc., etc., aquí radica uno de los principales problemas que aqueja a nuestro país: la corrupción en todos sus niveles. Entonces de ¿que se queja Lujambio?. (ver artículo).
Fuente:
http://www.jornada.unam.mx/2008/05/20/index.php?section=politica&article=017n1pol
Publicar un comentario