Ya ha ocurrido más veces, esto empieza a ser casi una costumbre. Documentos notariales peruanos de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX robados en el Archivo Regional de Arequipa (Perú), están a la venta en Internet. Por precios que rondan los 9 euros se pueden comprar edictos, normas, contratos y actas notariales desde los primeros tiempos de la colonización española en Perú. La subasta ya ha sido denunciada y se busca al culpable.
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3 comentarios:
Esta sí que es buena... que entren varios señores a robar en un archivo y luego huyan en taxi todavía no se vio por estos pagos xD
Por aquí creo que emplean métodos más finos de los que no creo que en ningún sitio se esté a salvo, sobre todo cuando hay receptadores –públicos o privados- a los que no repugna comprar documentos de dudoso origen, o de un origen clarísimo...
A mediados de los 90, época en la que uno sabía aún menos que ahora, recuerdo haber visto cinco o seis documentos textuales expuestos bajo el cristal de una vitrina. Varios de estos papeles llevaban estampado el sello azul y ovalado de un emblemático archivo sevillano –o eso me pareció. Aunque me llamó la atención, pensé que una exhibición tan llamativa, a la vista de cualquier cliente, era síntoma de una venta legal. Pasó el tiempo, y cuando supe un poco más, recordé con pesar mi inactividad en aquel momento.
El mismo librero tuvo varios establecimientos, que quebraron por su buena administración, dejando no sé cuántos pufos; en uno de ellos vendió dos emblemáticos archivos personales, papel a papel... Hace dos o tres años, volví por su librería, a ver si tenía suerte y podía resarcirme de aquella inactividad mía con los documentos sellados; me extrañó que entonces sólo tenía a la vista libros de biblioteca, así que le pregunté por documentos manuscritos, y me dijo que no los tenía en la librería, algo que me sonó raro-raro-raro, que los vendía directamente a clientes fijos -y me citó a alguna "personalidad" con fama de bibliopirata- o los colgaba en ebay...
Bueno, yo he visto en estos años lo que pueden hacer los "Eduardos Manostijeras" en los Archivos. Cortando aquí y allá letras capitales, ilustraciones... que ya hay que ser cafre.
También me han contado que en cierta ocasión un Archivo tuvo que adquirir a un anticuario unos documentos robados en su centro. Rizar el rizo, vaya.
Ya que estamos contando -lo que se puede contar-, ahí va otra. Hace años, en una biblioteca muy rica, pedí unas revistas del XIX profusamente ilustradas. Mi sorpresa subió de punto cuando descubrí que había ilustraciones recortadas. Se lo comenté a un viejo ordenanza con el que me llevaba muy bien, y me dijo en el seno de la confianza que ya lo sabía, que eso lo había hecho "D. Fulano", -un "ilustre-ilustrísimo".
Pasó el tiempo, y D. Fulano vendió una interesante colección de dibujos a cierto archivo. He de decir que trató la venta directamente con el responsable político, que fascinado, no dudó en adquirir la colección sin preguntarse por el origen de aquellos recortes.
El mismo "Manostijeras", vendió a otro archivo una colección de documentos no textuales –no pocos recortados-, pero lo lamentable de este caso es que trató la venta con el archivero, que también quedó fascinado, de forma sorpresiva tampoco se preguntó por el origen de los documentos, y no dudó en aceptarla y en hacer un informe favorable con todos los pronunciamientos para que se adquiriese, como al final se hizo.
Algo falla cuando los propios archivos se ponen una venda ante los ojos a la hora de realizar adquisiciones, cuando no hay una norma que regule lo que se puede y lo que no se puede adquirir.
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