A pesar de que ya se tomó la decisión de trasladar el Archivo a una nueva sede, en Cuajimalpa, el proceso está detenido. No se ha hecho pública una convocatoria para el diseño del edificio (que se iba a anunciar a comienzos de 2009). ¿Será posible tener el recinto en 2010, año para el que se preveía la nueva sede al coincidir con los festejos por el Bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana?
El informe anual del AGN de 2008, aprobado el 25 de marzo pasado, alertó de que las condiciones extremas de temperatura y humedad del Palacio de Lecumberri, sede actual del Archivo, rebasaban cualquier norma pues estaban fuera de los rangos establecidos: “muchas fluctuaciones permanecen oscilando hacia niveles extremos en los que es propicia la aparición de afectaciones considerables sobre los diferentes materiales, lo que a su vez provoca el deterioro físico y químico de los mismos, a mediano plazo”.
Lecumberri dice la historiadora y exdirectora del Archivo, Patricia Galeana, es el peor lugar de la ciudad de México para albergar el archivo. “Es una construcción panóptica diseñada para ser cárcel modelo, para aislar a los individuos que habían delinquido, y cada brazo tiene una orientación distinta, por lo tanto es imposible tener la misma temperatura en todos los brazos. Es nocivo porque los cubos producen hongos. Cada celda tiene condiciones diferentes, y cambian a lo largo y ancho del día. Está a un metro y medio por debajo de la calle. Está a una cuadra y media de donde va el canal del desagüe”.
Sin embargo, Galeana tampoco se muestra muy optimista ante la idea de llevarlo a Cuajimalpa, un sitio húmedo, boscoso donde los costos por mantenimiento podrían salirse del presupuesto. Un sitio que se había propuesto como sede hace una década, pero que fue objetado por investigadores de la UNAM, entre otros.
“Cuajimalpa tampoco cumple requisitos como estar suficientemente alejado de la ciudad para no tener los ácidos nítrico y sulfúrico que destrozan el papel; no tiene la temperatura adecuada, se tendría que construir todo con climas artificiales, pero ¿a qué costo? Cuajimalpa se traduce en pesos y centavos, cada grado que se quiera modificar del medio ambiente tiene un alto costo permanente para todo el tiempo que se tenga ese edificio”, destacó.
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