Cataluña implanta 'chips' en los informes judiciales para no perderlos.
¿Cómo funciona el sistema de etiquetas RFID que se ha implantado en los juzgados de Hospitalet de Llobregat?
Cuando transcurren cinco años en el archivo de gestión, los legajos se trasladan al Archivo Central y se identifican con un chip RFID que informa del asunto, el año y los documentos que contiene. Para realizar la mudanza, los informes se depositan en cajas también marcadas con chips adhesivos. Una vez llegan al Archivo Central, un lector conectado a un PC llamado "el quiosco" da a conocer en tiempo real el contenido de la caja.
"Hasta ahora, cada caja llevaba una hoja con la lista de documentos. Debíamos abrirla y verificar su contenido, en ocasiones superior a 100 expedientes. Con esta tecnología el proceso es más cómodo y fiable", explica la responsable del Servicio de Documentación y Bibliotecas del Archivo Judicial de la Generalitat de Cataluña, Bibiana Palomar. Finalmente, los archivos se clasifican en estanterías marcadas también con chips.
Cuando un juzgado quiere recuperar un informe, el técnico lo busca con una PDA que, al aproximarse a las etiquetas, presenta la relación de expedientes de cada estantería. Esta identificación por radiofrecuencia se ejecuta en el aparato con enlace a los sistemas corporativos de la consejería de justicia catalana.
De este modo, "al encontrar el informe, se envía automáticamente una señal a las oficinas, conforme ya se ha localizado y puede recogerse", cuenta Palomar. Siguiendo el mismo procedimiento, antes de que los informes abandonen el archivo general o sean retornados, pasan por "el quiosco" para registrar las fechas de salida o devolución.
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¿Cómo funciona el sistema de etiquetas RFID que se ha implantado en los juzgados de Hospitalet de Llobregat?
Cuando transcurren cinco años en el archivo de gestión, los legajos se trasladan al Archivo Central y se identifican con un chip RFID que informa del asunto, el año y los documentos que contiene. Para realizar la mudanza, los informes se depositan en cajas también marcadas con chips adhesivos. Una vez llegan al Archivo Central, un lector conectado a un PC llamado "el quiosco" da a conocer en tiempo real el contenido de la caja.
"Hasta ahora, cada caja llevaba una hoja con la lista de documentos. Debíamos abrirla y verificar su contenido, en ocasiones superior a 100 expedientes. Con esta tecnología el proceso es más cómodo y fiable", explica la responsable del Servicio de Documentación y Bibliotecas del Archivo Judicial de la Generalitat de Cataluña, Bibiana Palomar. Finalmente, los archivos se clasifican en estanterías marcadas también con chips.
Cuando un juzgado quiere recuperar un informe, el técnico lo busca con una PDA que, al aproximarse a las etiquetas, presenta la relación de expedientes de cada estantería. Esta identificación por radiofrecuencia se ejecuta en el aparato con enlace a los sistemas corporativos de la consejería de justicia catalana.
De este modo, "al encontrar el informe, se envía automáticamente una señal a las oficinas, conforme ya se ha localizado y puede recogerse", cuenta Palomar. Siguiendo el mismo procedimiento, antes de que los informes abandonen el archivo general o sean retornados, pasan por "el quiosco" para registrar las fechas de salida o devolución.
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