Las imágenes olvidadas del fotógrafo Gabriel Casas reaparecen en internet.
Agustí Centelles no fue el único fotógrafo catalán de los años 20 y 30 que, sepultado por el desastre de 1939, pasó al olvido. Es más, fueron muchos los que corrieron una suerte mucho peor y hoy son bien conocidos solo por unos pocos especialistas. Una web activa desde hace pocas semanas (www.gabrielcasas.cat), realizada por el documentalista del Arxiu Nacional de Catalunya (ANC) Lluís Saura, ofrece una amplia base de datos biográficos e imágenes con el objetivo de empezar a reparar uno de los casos más clamorosos, el de Gabriel Casas (Barcelona, 1892-1973), cuyo fondo está disponible desde 1995 en el Arxiu Nacional de Catalunya pero que no ha sido objeto hasta ahora de una exposición antológica ni de un estudio global.
«La verdad es que creía que, con las imágenes consultables en el Arxiu, se podría haber hecho más cosas, pero ha quedado olvidado. Que al menos se escribiera un libro sobre él es lo que me gustaría», lamenta Núria Casas, hija de Gabriel Casas. La web que de momento cubre ese vacío existe gracias a su aportación económica, la colaboración de la empresa Jagova65 y el trabajo de Solà, que ha volcado en ella parte de la información que acumuló al documentar el fondo.
Casas, como Centelles, guardó sus negativos más comprometidos en una caja: escondida en una galería al aire libre por unos familiares. La intemperie acabó con ellos.
«Allí debió de guardar las fotos importantes», se lamenta Núria Casas, que tiene indicios de que hay obra de su padre en varios archivos españoles después de haber sido incautada. La poca información que transmitió Gabriel Casas sobre sus años dorados ha sido un elemento más que ha dificultado también la labor de reconstrucción de su figura. «No quería hablar. Perdió la ilusión y solo sobrevivió. A veces –concluye su hija– creo que mi padre murió en 1939».
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Agustí Centelles no fue el único fotógrafo catalán de los años 20 y 30 que, sepultado por el desastre de 1939, pasó al olvido. Es más, fueron muchos los que corrieron una suerte mucho peor y hoy son bien conocidos solo por unos pocos especialistas. Una web activa desde hace pocas semanas (www.gabrielcasas.cat), realizada por el documentalista del Arxiu Nacional de Catalunya (ANC) Lluís Saura, ofrece una amplia base de datos biográficos e imágenes con el objetivo de empezar a reparar uno de los casos más clamorosos, el de Gabriel Casas (Barcelona, 1892-1973), cuyo fondo está disponible desde 1995 en el Arxiu Nacional de Catalunya pero que no ha sido objeto hasta ahora de una exposición antológica ni de un estudio global.
«La verdad es que creía que, con las imágenes consultables en el Arxiu, se podría haber hecho más cosas, pero ha quedado olvidado. Que al menos se escribiera un libro sobre él es lo que me gustaría», lamenta Núria Casas, hija de Gabriel Casas. La web que de momento cubre ese vacío existe gracias a su aportación económica, la colaboración de la empresa Jagova65 y el trabajo de Solà, que ha volcado en ella parte de la información que acumuló al documentar el fondo.
Casas, como Centelles, guardó sus negativos más comprometidos en una caja: escondida en una galería al aire libre por unos familiares. La intemperie acabó con ellos.
«Allí debió de guardar las fotos importantes», se lamenta Núria Casas, que tiene indicios de que hay obra de su padre en varios archivos españoles después de haber sido incautada. La poca información que transmitió Gabriel Casas sobre sus años dorados ha sido un elemento más que ha dificultado también la labor de reconstrucción de su figura. «No quería hablar. Perdió la ilusión y solo sobrevivió. A veces –concluye su hija– creo que mi padre murió en 1939».
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