«El interés público por el archivo de Ensidesa es lento y se manifiesta en pequeñas dosis».
«Los que estamos chapados a la antigua le cogemos cariño al "fierro"; o sea que sí, creo que echaré de menos ir todos los días a la oficina y sumergirme en aquel mar de papeles. Y más sabiendo que el futuro de todo ese material está en el aire». Javier Gancedo Verdasco (La Rebollada-Somiedo, 1950) se prejubiló el pasado lunes de modo un tanto precipitado -«cuatro días antes no tenía ni conocimiento de que me iba para casa», comenta- y deja atrás un periplo profesional de 35 años de los cuales 20 han estado dedicados a la racionalización del centro documental de Ensidesa y demás empresas sucesoras, una especie de «disco duro» donde se guarda la memoria de la fábrica que transformó Avilés en el siglo XX.
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«Los que estamos chapados a la antigua le cogemos cariño al "fierro"; o sea que sí, creo que echaré de menos ir todos los días a la oficina y sumergirme en aquel mar de papeles. Y más sabiendo que el futuro de todo ese material está en el aire». Javier Gancedo Verdasco (La Rebollada-Somiedo, 1950) se prejubiló el pasado lunes de modo un tanto precipitado -«cuatro días antes no tenía ni conocimiento de que me iba para casa», comenta- y deja atrás un periplo profesional de 35 años de los cuales 20 han estado dedicados a la racionalización del centro documental de Ensidesa y demás empresas sucesoras, una especie de «disco duro» donde se guarda la memoria de la fábrica que transformó Avilés en el siglo XX.
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