1 oct 2009

Los dueños del bingo no habían destruido las fichas.
María Victoria pidió en agosto de 1998 que no se la dejara entrar a más bingos, temerosa de su adicción al juego. Se trata de un detalle de su vida tan remoto como incómodo, que ella no recuerda a gusto. Sin embargo, esa información estuvo ayer durante horas a la vista de los muchos transeúntes que pasaron por la calle de Urgell. También sus apellidos, DNI y domicilio.
Los dueños del bingo no destruyeron las fichas cuando cerraron el local, hace un año. Ahora, el local se convertirá en un restaurante chino, y quienes lo reforman tiraron anteanoche los papeles a los contenedores de escombros de la calle.
Los Mossos d'Esquadra elevaron a la Agencia Catalana de Protección de Datos y a la dirección de Juegos y Espectáculos un acta de lo sucedido después de que una vecina de la zona les avisase de que las fichas estaban en la calle. También alertaron a los servicios de limpieza municipales, que retiraron los documentos poco después de la medianoche del martes con el objetivo de destruir las fichas. Unos y otros, sin embargo, lo hicieron de forma bastante deficiente: a primera hora de la tarde de ayer, aún quedaban decenas de papeles en la vía pública.
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