Las 'cartas españolas'.
El 29 de julio hacía mucho calor en Madrid, calor especialmente sofocante en la buhardilla del solemne edificio de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en la madrileña calle de Valverde.
El 29 de julio hacía mucho calor en Madrid, calor especialmente sofocante en la buhardilla del solemne edificio de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en la madrileña calle de Valverde.
El matemático y académico Ildefonso Díaz andaba buscando allí un tesoro que sabía que tenía que estar, entre centenares de legajos antiguos, pulcramente guardados en vitrinas, pero inexplorados. Eligió al azar un rincón por donde empezar la exploración y tuvo suerte, mucha suerte: primero encontró informes acerca del primer mapa completo de España y antiguas esquelas de académicos fallecidos. Al final de un legajo estaba el tesoro que perseguía: unas cartas manuscritas originales de una decena de académicos correspondientes extranjeros agradeciendo el nombramiento y firmadas por, nada más y nada menos, que Michael Faraday, Carl F. Gauss y Alexander von Humboldt, entre otros.
Los archivos de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que en parte se han digitalizado -y si no se ha completado la labor es por falta de medios y de personal-, incluyen legajos antiguos primorosamente conservados, cada uno de unos 30 centímetros de grosor, etiquetados y numerados, pero sin especificar el contenido. Muchos llevan más de un siglo sin que nadie los haya revisado.
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Los archivos de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que en parte se han digitalizado -y si no se ha completado la labor es por falta de medios y de personal-, incluyen legajos antiguos primorosamente conservados, cada uno de unos 30 centímetros de grosor, etiquetados y numerados, pero sin especificar el contenido. Muchos llevan más de un siglo sin que nadie los haya revisado.
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