Disputa kafkiana.
La Biblioteca Nacional de Israel solicitó esta semana a la Corte para Asuntos de Familia de Tel Aviv que ordenase a Eva Hoffe la entrega de un archivo que contiene manuscritos, cartas y dibujos desconocidos de Franz Kafka.
Podría tratarse de un archivo con miles de documentos que revelan detalles de la vida íntima de Kafka, y que escondió durante 40 años Esther Hoffe, quien en 1968 lo recibió como legado de Max Brod, el escritor que reveló al mundo la obra Kafka.
Eva Hoffe y su hermana Ruthi, lo heredaron de su madre, Esther Hoffe, hace dos años y lo tienen bajo llave en cajas fuertes y en un mísero apartamento de Tel Aviv.
Los documentos secretos de Kafka se hallan en el mayor de los misterios y nadie ha conseguido quitarles todavía las llaves a las dos hijas de Esther, de las que se piensa ya han vendido parte del contenido.
Desde el punto de vista jurídico, la dificultad radica en la interpretación del legado de Max Brod. Según el diario Haaretz de Tel Aviv, Brod le encomendó a su secretaria entregar el archivo a las instituciones públicas, pero las hermanas Hoffe sostienen que ese tesoro público es un bien de familia.
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La Biblioteca Nacional de Israel solicitó esta semana a la Corte para Asuntos de Familia de Tel Aviv que ordenase a Eva Hoffe la entrega de un archivo que contiene manuscritos, cartas y dibujos desconocidos de Franz Kafka.
Podría tratarse de un archivo con miles de documentos que revelan detalles de la vida íntima de Kafka, y que escondió durante 40 años Esther Hoffe, quien en 1968 lo recibió como legado de Max Brod, el escritor que reveló al mundo la obra Kafka.
Eva Hoffe y su hermana Ruthi, lo heredaron de su madre, Esther Hoffe, hace dos años y lo tienen bajo llave en cajas fuertes y en un mísero apartamento de Tel Aviv.
Los documentos secretos de Kafka se hallan en el mayor de los misterios y nadie ha conseguido quitarles todavía las llaves a las dos hijas de Esther, de las que se piensa ya han vendido parte del contenido.
Desde el punto de vista jurídico, la dificultad radica en la interpretación del legado de Max Brod. Según el diario Haaretz de Tel Aviv, Brod le encomendó a su secretaria entregar el archivo a las instituciones públicas, pero las hermanas Hoffe sostienen que ese tesoro público es un bien de familia.
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